Mónica Medlej
Tarjetas de visita
Este encargo fue muy especial. Construimos el logo jugando con la iniciales de su nombre y apellido combinadas con el símbolo Ohm.
Ofrecimos cercania y distinción con un trabajo semi artesanal, optando por el troquel y la estampación a mano sobre papel de alto gramaje y textura en una escala tonal que hace alusión a los chakras del cuerpo.

MUSEO CABRERA PINTO












Entrepliegues
Museo Cabrera Pinto. Tenerife
Dos puntos distantes en un mapa pueden resultar colindantes con solo plegarlo.
Japón duerme sobre California cuando cerramos el atlas.
La modernidad, con su representación lineal del tiempo y lisa del espacio, nos acostumbró a normalizar determinadas discontinuidades y proximidades (que son las que hacen plausibles y coherentes los juicios de valor cultural) que se ven radicalmente alteradas en cuanto cerramos el plano. ¿Qué esconde el pliegue, ese gozne que se oculta a nuestra percepción delante de nuestra narices y que, en el fondo, es el que permite reducir espacios de variadas dimensiones a las dos en las que los representamos?
La artista se plantea ejercicios para cartografiar las dimensiones no lineales del tiempo y no planas del espacio (vinculadas a su uso) en un mapa que no registra más signos que los derivados de su propia configuración. ¿Cómo cartografiar un mapa?
El tiempo lineal de la modernidad diseñó un progreso que nos separaba inexorablemente de todas las formas míticas, ancestrales y vernáculas de representarnos la realidad. El resultado fue un espacio plano, carente de más dimensiones que las que se pudieran cuantificar, medir en metros cuadrados.
Su filosofía de la sospecha plegó todos los planos sobre sí mismos, nos hizo descreer de cualquier representación, que sólo podía pretender legitimarse en sí misma, que sólo podía pretender representarse a sí misma. El mundo devino simulacro y la verdad tautología, ya no había más territorio que el mapa, más realidad que la imagen. Todos los signos que, durante siglos, marcaran lugares carismáticos y tiempos fuertes, preexistentes, fueron barridos del plano de la orientación.
¿Cómo cartografiar un mapa del desierto?
La artista no trata de repoblarlo con plantas exóticas, ni busca formas de favorecer el eterno retorno de lo mítico reprimido que el pliegue podría traer al presente desde el pasado. Siempre acaba desdoblándolo, desplegándolo. Trabaja con lo que queda, las bases de la representación, el mero papel del plano. Y, en su laboratorio, se toma tiempo en perderlo, se consagra al origami como si quisiera recrearse jugando a evocar las posibles relaciones orgánicas entre el plano de la representación y el cuerpo que trata de representar.
Al desplegar el procedimiento, mostrando el truco, el plano estriado de las superficies, lo que queda es una imagen sin representación, un dibujo sin trazo en el que los posibles caminos están marcados precisamente en los pliegues de las posibilidades que el plano nos ofrece para establecer relaciones basadas no en la representación (de verdades) sino en el empleo lúdico y lúcido de su tiempo.
Ramon Salas